Hoy quiero escribirte sobre algo muy común entre las personas que están en busca de alcanzar una meta, y es el pensamiento de que no tienen disciplina
Hace unos días, una persona estaba teniendo unos días difíciles al tratar de lograr una meta que se había propuesto y lo único que se decía era que “no tenía disciplina para lograrlo”, al continuar preguntándole cosas note que pasaba tiempo haciendo otras cosas que lo alejaban de esta meta. Y le dije “Todos tenemos disciplina, el punto es que la enfocamos en cosas diferentes, unas personas enfocan esa disciplina en mejorarse y lograr objetivos y otros en cosas que lo alejan de sus objetivos. Por ejemplo, no tienes disciplina para hacer una hora de ejercicio pero tienes disciplina para estar una hora viendo tu serie favorita, tienes disciplina pero no la usas para cosas que te edifiquen, tu enfoque es el incorrecto y hasta que no arregles eso seguirás logrando cosas que no te ayuden a mejorar…”
Y es que la disciplina es una cualidad esencial que implica la capacidad de seguir reglas, normas o pautas para alcanzar un objetivo. Sin embargo, muchas personas creen que no tienen disciplina cuando, en realidad, su disciplina está mal enfocada. Esta situación se puede describir de varias maneras:
1. Hábitos Mal Enfocados: A veces desarrollas hábitos que no contribuyen a tus metas principales. Por ejemplo, puede ser muy constante en revisar tus redes sociales, lo cual requiere disciplina, pero esta actividad no te acerca a tus objetivos importantes, como mejorar tu salud o avanzar en tu carrera.
2. Procrastinación Productiva: En ocasiones podrías dedicarte a tareas que parecen productivas pero que no son prioritarias. Por ejemplo, podrías pasar mucho tiempo organizando tu espacio de trabajo en lugar de trabajar en una tarea urgente.
3. Prioridades Desalineadas: La disciplina mal enfocada puede manifestarse cuando tus prioridades no están alineadas con tus valores o metas a largo plazo. Puedes ser muy disciplinado en actividades que no son realmente importantes para ti, a menudo por presión externa o falta de claridad sobre lo que realmente deseas lograr.
4. Falta de Metas Claras: Sin objetivos claros, es fácil que tu disciplina se desperdicie en actividades aleatorias. Establecer metas específicas y medibles ayuda a enfocar la disciplina en acciones que realmente importan.
5. Distracciones y Entorno: Un entorno lleno de distracciones puede desviar tu disciplina hacia actividades triviales. Crear un ambiente que favorezca la concentración en las tareas importantes es crucial para enfocar bien tu disciplina.
Para redirigir la disciplina de manera efectiva debes:
- Establecer Metas Claras: Define objetivos específicos y alcanzables que alineen con tus valores y aspiraciones.
- Priorizar Tareas: Usa herramientas como la matriz de Eisenhower para identificar y enfocarte en lo que es urgente e importante.
- Crear Rutinas Efectivas: Desarrolla hábitos diarios que apoyen tus metas principales.
- Evalúar y Ajustar: Revisa periódicamente tus actividades y su impacto en tus objetivos para hacer ajustes necesarios.
- Buscar Apoyo y Responsabilidad: Compartir tus metas con alguien de confianza puede ayudarte a mantener el enfoque y la disciplina en las actividades correctas.
Reorientar la disciplina hacia actividades que realmente importan puede transformar la percepción de falta de disciplina en un enfoque productivo y efectivo hacia el logro de objetivos significativos.
Comienza a enfocar todo ese potencial que tienes de manera correcta, y cuando lo hagas podrás ver un cambio completo en todo tu diario vivir. Hazlo y de peso CONQUISTA TUS METAS.
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