Todos sabemos que la motivación hacia un atleta puede tener efectos positivos en su rendimiento. Pero debemos dejarla a un lado cuando se piensa que el simple hecho de motivar puede aumentar el rendimiento atlético como por arte de magia. Me refiero a que de nada sirven los gritos desenfrenados para que la persona brinque más, corra más rápido, sea más ágil o que se concentre realizando algo cuando nunca se a entrenado para ello. Gritar podría ser chévere para quienes observan, ya que dirán "Wao que bien, cómo les exige y les motiva".
Pero, verdaderamente esto hace mejor al atleta? No lo creo. Si el atleta no entrena para ello simple y sencillamente no mejorará y ocurrira todo lo contrario, la "motivación" será un gran estresor ya que comenzará a preguntarse por que no mejora si hace todo lo que le dicen, y aún haciendo todo, nada le sale bien. Lo peor es que los gritos hacia el atleta continúaran ya que estáran tratando de lograr una reacción positiva, la misma que nunca llegará. Gritar no es igual a motivar. Gritar tampoco es igual a mejorar el rendimiento. Motivar tampoco es reconocer las debilidades del atleta frente al equipo tratando de buscar una reacción. Ésta no es la solución al problema y hacerlo no tiene nada que ver con el atleta, y sí, tiene mucho que ver con la persona que "lo motiva". De la misma manera pensar que ésta podría ser la clave para brincar más, correr más, concentrarse mejor entre otras muchas capacidades es el equivalente a ocultar las deficiencias creadas por una mala periodización en el entrenamiento. Tu rendimiento debe ser un reflejo de un gran entrenamiento y no de una persona que sólo desea lucirse frente a otros.